jueves, 25 de febrero de 2010

Borracho de mi mismo.

¿Di por qué no eres capaz
de quitarte el anitifaz
de la duda entre tanto desvarío?
Cuando la rutina suena
tal vez merece la pena
atracar con los besos al hastío.

Y si acecha la tormenta
que de miedo se alimenta
acercando el fantasma del pasado,
no pierdas tu último tren
tomando como rehén
lo mejor que tu boca haya probado.

Madrugada y callejón,
papeles sin compasión,
qué savoir faire viviendo a quemarropa.
Retomaste la costumbre
de aceptar la incertidumbre
delatando la mirada que te arropa.

Pero al hablarme el espejo
resulta algo más complejo
el entresijo de su catecismo
y a los pies de la victoria
siempre grita la memoria
que me deja borracho de mi mismo.

domingo, 21 de febrero de 2010

La última fianza.

Cuando la verdad no tiene sentido
la razón no es más que una pasajera
entre las estaciones del olvido
al final de una vieja primavera.

Cuando el silencio es la única respuesta
en el buzón, la duda resucita
y esperar a la sombra es lo que resta
mientras nos dice adiós la margarita.

Sin embargo, el calor de la esperanza
se presenta como un tenue espejismo
calmando este desahucio a su manera.

Pero he pagado mi última fianza
dejándome caer por el abismo
para encontrarme otra vez con lo que era.