Después de todo el daño infringido,
más allá de la verdad y su secreto,
cuando el puñal resulta conocido
el perdón es más bien un amuleto.
El espejo es la voz de la conciencia
si decido mirar a otro lado
y se pierde el honor y la paciencia
y la culpa palpita en el costado.
El problema debe estar en el inicio
porque siempre me libro del juicio
donde juego a ser víctima y testigo.
Voy a pedir, a pesar de mi inocencia,
que seas la que dictes mi sentencia
porque esta vez, yo soy el enemigo.
(Siempre nos sentimos inocentes
por cupables que seamos del presente)
yo, en cambio, tengo una habilidad genial para sentirme siempre culpable ;)
ResponderEliminar"esta vez yo soy el enemigo"..qué razón tienes..
ResponderEliminarme gustó mucho