Tocayo, boquerón de mi bandera,
aceite y vinagre del pentagrama,
muso de la musa que en la frontera
duda entre lo que debe y lo que ama.
Navega más allá del firmamento
componiendo en el invierno un verano
que siempre me frecuenta y le frecuento
sabiendo que sin ser nada, es mi hermano.
Cuando se escapa de higos a brevas
vuelve con una botella de ron
escondida entre el alma y la camisa.
Te has dejado aquí más de lo que llevas,
pero a la próxima avisa, cabrón,
si facturas hasta Boston mi sonrisa.
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