He hecho una pausa en el camino,
este jueves cualquiera, de madrugada,
porque las musas han aparecido
cantándome al oído como si nada.
Se llaman Rocío, Ángel y Noé.
Qué intértrepes de mi primavera,
que sin saber, me devuelven la fe
tendiéndome su mano en la trinchera.
Yo, que soy aprendiz de vuestras voces,
os regalo este lápiz mercenario
ya que sois de mi letra portavoces.
No acostumbro a jurar, pero os juro,
que esta noche ha sido el escenario
y vosotros, la luz en el oscuro.
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