Esta es la disculpa que te mereces,
la palabra habla mejor que uno mismo,
entiende que mientras tú te entristeces
yo ya estoy cayendo por el abismo.
Vamos en un vagón a la deriva
donde sólo hay víctima y culpable
y al final la felicidad estriba
en saber aceptar lo inaceptable.
Las cosas pasan, te dirá el pasado
cuando el presente se haya esfumado
y hables de tú a tú a los ausentes.
Por ahora, a la vera del poema,
te dejo la razón de mi dilema
y un perdón que es insuficiente.
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