Yo me freno, tú derrapas;
yo te sigo, tú te escondes;
yo te llamo y no respondes;
yo te agarro y tú te escapas.
Tú me hablas, yo te ignoro;
tú te enciendes, yo me apago;
tú prometes, yo me amago;
tú apremias, yo demoro.
Tú pregunta, yo respuesta;
yo del Sur perdiendo el Norte,
tú frontera y pasaporte;
yo de entierro, tú de fiesta.
Tú me engañas, yo te creo;
tú me olvidas, yo te aprendo;
yo maldigo, tú riendo;
tú matrícula, yo cateo.
Yo, aprendiz de tu errores;
tú, undécimo mandamiento;
yo con sed de sentimiento;
tú, avivando los calores.
Tú, teorema de un verano
que palpita en las aceras
como una nueva primavera,
como un solo de piano.
Yo, resquicio del cuidado
censurando la certeza
que me ronda en la cabeza
y me pincha en el costado.
Tan ajenos a los otros,
tan atentos al contrario
que por sernos necesarios,
tú y yo, somos nosotros.
Dos veces, dos, leído de principio a fin.
ResponderEliminarPlas plas plas
La noche va de aplausos
María, muchísimas gracias. Me alegro que te guste. Un saludo :)
ResponderEliminarQue bonito Pablo. No me sorprende que también escribas y que lo hagas de este modo. No he podido leer el blog entero pero lo haré en cuanto tenga internet.Menos mal que no soy el unico tio sensible de este planeta. Si quieres echarle un vistazo al mio www.elblogdemispalabras.blogspot.com Un abrazo y espero verte pronto.Te seguiré. Nacho castillo.(Esad-Errasti)
ResponderEliminarHombre Nacho, qué alegría. Muchas gracias :). Claro, ahora me paso por tu blog. Un abrazo figura :)
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