Aún no he podido llenar tu vacío,
por testigo tengo la madrugada,
con la certeza del escalofrío
escribo un te quiero como si nada.
Lo peor es el amor que se va
por culpa de la fuerza de la ausencia
palpitando entre el nunca y el quizá
por seguir sintiendo tu presencia.
Y luego está la tinta que te escribe
que corre por tus ojos y mis venas
que sin estar muerta, tampoco vive,
enredando tus risas y mis penas.
Así ando, llenando tu vacío...
O más bien es algo que pretendo,
porque digo que sí al albedrío
pero siempre me agarro a un clavo ardiendo.
Hablo del corazón y su destino
en primera persona del plural,
hablo de mi piedra en tu camino,
hablo de este vacío universal.
Cuanto vacío tiene el vacío, y que poco para rellenar cuando ese vacío realmente está ocupado por el recuerdo.
ResponderEliminarpues escribir te quieros así, a lo loco, no es nada útil, te lo digo por experiencia...para curar vacíos - que no llenarlos - es preciso dejar de convertirlos en palabras...
ResponderEliminarllevo fatal lo de las personas verbales :)
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