domingo, 12 de septiembre de 2010

Amigos y enemigos IV.

Mucho hace que no cruzamos palabra
y de piropos mejor que no te hable,
qué artificio el tuyo, abracadabra,
mezclar la hipocresía con lo afable.

Si la llego a palmar (toco madera)
ni te enteras que me voy al otro barrio,
¿a qué vienes entonces a mi vera
a gemir que te borré del diccionario?

Los conocidos son como el dinero,
no se pierden, sólo cambian de mano,
pero pensaba que éramos amigos.

Tú con tu tinto y yo con mi tintero
vamos pagando el resto del verano
sin llegar a ser deudos ni enemigos.

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