martes, 14 de septiembre de 2010

Hemos vuelto a las andadas.

Hemos vuelto a las andadas. A aquellas
que tratan de acecharnos en cualquier
escalera y no dejar de beber
hasta desangrar todas las botellas.

Y mareados, tumbarnos en el piso,
desvalijar su espalda con mi boca
y ver como el sudor se equivoca
recorriéndonos beodo e indeciso.

Aquí de nada sirven las promesas
ni vendrá el amor con sus empresas
buscando en el mañana compañía.

Volvimos a curarnos esa herida,
ésa, que sólo conoce el suicida
que amó a un corazón que no tenía.

3 comentarios:

  1. joder! esta noche me ha pasado con alguien exactamente lo que describes, me he quedado boquiabierta al leerlo, de hecho aún no he cerrado la boca...

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  2. precioso... gracias a ariana entré en tu blog.

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  3. Genial, combinar el rigor métrico con la flexibilidad expresiva de esta manera... me ha encantado :)

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